miércoles, 25 de junio de 2014

viernes, 13 de junio de 2014

Las Hadas de Findhorn


Findhorn es un pueblo situado en la costa noreste de Escocia. En 1.962, Peter Caddy y su mujer Eileen, sus tres hijos y una amiga, Dorothy Maclean, viéndose sin trabajo y sin dinero después de la quiebra del hotel en el que trabajaban, tuvieron que irse a vivir a un campamento de caravanas situado en la Bahía de Findhorn.


 

En la primavera de 1963, todavía sin trabajo y pasando serios apuros económicos, el señor Caddy decidió plantar un huerto. Después de estudiar y leer durante todo el invierno libros sobre jardinería y técnicas de cultivo se dio cuenta de que el entorno en el que vivía no era el más apropiado para cultivar o plantar nada. La zona estaba expuesta constantemente al viento y el suelo era árido, prácticamente gravilla. Pero a pesar de las condiciones adversas y al ser una familia de fuertes convicciones espirituales, consideraron que debían trabajar en ello y se pusieron manos a la obra. Crearon con cercas de madera pequeñas áreas de cultivo y zonas para ajardinadas y plantaron algunas verduras.


 Es importante explicar que estas personas practicaban la meditación. Un día, en una de aquellas meditaciones, la amiga de la familia, Dorothy Maclean, percibió a unos seres a los que ella llamo Devas, por la palabra sánskrita que significa “los brillantes” y estos comenzaron a mostrarle información. Dorothy se dio cuenta de que podía comunicarse con los "habitantes" de las plantas. Por ejemplo, los guisantes le transmitieron información sobre la frecuencia y la cantidad de riego que necesitaban para crecer. Así sucedió con todas las especies de plantas que plantaron. Con el tiempo, esta comunicación fue perfeccionándose y estos seres brillantes que habitaban en las plantas le dieron instrucciones precisas sobre cómo había que cultivar el suelo y qué era lo que estaban haciendo mal, para remediarlo.


 Al cabo de once meses, los resultados fueron espectaculares. La tierra dio vegetales robustos, nutritivos y frutas más grandes de lo normal. Desde luego mucho más grandes que las que se daban por la zona. El señor Caddy comentó que una coliflor podía llegar a pesar hasta 18 kilos y que incluso con 8 coliflores como aquella podría alimentar a su familia durante un invierno entero.

Findhorn empezó a crecer ya que las cosechas no solo les permitieron alimentarse sino que pudieron comerciar con los frutos de la tierra, lo que les permitió crecer hasta hoy en día, que tienen unas instalaciones que se pueden visitar. Os dejo la página web de la Fundación Findhorn por si os interesa echar un vistazo: http://www.findhorn.org/



Si bien uno puede estar de acuerdo o no con las creencias New Age o la base espiritual en la que está asentada la Fundación, lo importante y lo que quiero resaltar es la existencia de esos seres brillantes que les ayudaron a crear un vergel en un lugar inhóspito y seco. Findhorn es quizá uno de los casos más conocidos sobre este tipo de encuentros, pero en realidad son muchísimos los testimonios anónimos de personas que hicieron florecer sus jardines y sus huertos con ayuda de las hadas.

La naturaleza está viva y es consciente. Nosotros solo conocemos, es un decir, la conciencia humana, pero eso no significa que no existan otras formas de conciencia diferentes a la humana. La tierra, el agua, el fuego y el aire son la manifestación física de una realidad mucho más amplia, habitada por numerosos seres a los que llamamos hadas pero que reciben tantos nombres en prácticamente todas las culturas y sociedades de la Tierra que sería imposible recopilarlos todos.



 En cuanto a quienes eran estos seres de la Naturaleza, rápidamente comprendí que cada uno de ellos no era el espíritu de la planta en particular, sino el ser superior luminoso de la especie. Descubrí que el ser que estaba detrás de la arveja contenía en su conciencia el plan arquetípico de todas las plantas de arveja del mundo, y velaba por su bienestar. Obviamente, tales seres deben funcionar en otras dimensiones además de nuestras tres, pero mi contacto telepático previo me había familiarizado con ese concepto. Dorothy Maclean.

Ella los llamó Devas porque esa palabra no le resultaba trillada y  convencional. Debía encontrar una palabra que asemejase a aquellos seres resplandecientes que veía y la palabra sánskrita, “los brillantes”, le pareció la más adecuada.

 


La brujería está estrechamente ligada al quehacer de las hadas. Considero, después de tantos años de dedicación, que nuestros poderes derivan de los espíritus de la naturaleza siempre y cuando has vivido previamente una iniciación chamánica. El conocimiento de las plantas, de los árboles y de la realización de ungüentos, aceites y de todo tipo de remedios forma parte de nosotros. Trabajando con plantas, recogiéndolas en el bosque, trabajando con ellas, tratándolas… es cuando ellas, las hadas, se manifiestan.

Como dice Daniel Schulke: […] La fuente oculta del Jardín del Placer fluye con la sangre de las hadas y se nutre con su poder […]



Fuente: http://brujeriadelcerco.blogspot.mx/2014/06/las-hadas-de-findhorn.html

sábado, 7 de junio de 2014

El regalo del Rey y del Dragón

 

Abracé un árbol, mi árbol preferido, el que más contuvo mis miradas. En él agradecí a la conciencia del campo tanto tiempo vivido en el lugar, tantos meses de toda mi vida.


Fue mi lugar maestro, el de tantos aprendizajes, mi lugar en el mundo. El de la contemplación y de las meditaciones. El de las vivencias sonoras o silenciosas. El portador de caminos interminables a pleno sol en tierra abierta o en la suavidad mágica y umbría de los callejones. 

Fue el lugar de las revelaciones. El de la eterna imágen de las sílfide bajando brillante y hermosa desde el aire al sólido refugio del gran bosque, justo antes de que el sol se fuera del día. El de la escurridiza comunidad de seres mágicos con su presencias inesperadas entre el follaje y sus casas construidas tras los ojos.


El lugar al que me tocó decir adiós ...o tal vez hasta pronto. En algún lugar de la conciencia, entramado entre el pasado y el presente, construido en mundos invisibles, en el juego dimensional de nuestros pasos ha quedado para siempre establecido. Aún allí el alba se puebla de rocío, el telar de la araña vibra al viento, aún escucho el balar de los corderos y a los lejos las gaviotas en el río.


Fue, como dije, mi lugar en el mundo y ahora se ha vuelto mi lugar en la vida.


 Me despedí abrazando a un árbol y al tomar su recuerdo en una foto, hubo un leve movimiento en el aire, un sutil agitarse de energías  señalando el arribo de presencias invisibles.



 Vino, tal vez, un rey ( las esferas doradas son en ese mundo símbolo de realeza o sacerdocio) y más lejos asomó la cabeza de un dragón real, de un buen y sabio dragón, símbolo universal de sabiduría. Esta es mi interpretación, esto es lo que siento al verlos.

Todo un mensaje .



Hoy 7 de junio, día en que cumplo 62 años y en el mismo momento en que se están rematando en el amado campo las queridas cosas, comparto esto contigo, porque esta despedida no tiene que ser triste. La siento más bien como un regalo real de cumpleaños, lleno de sabiduría , de los que sólo algunas veces nos entrega el universo