Al principio no nos atrevimos a salir al descubierto, ya que habíamos oído horribles historias sobre los Elfos Oscuros, pero a decir verdad, las melodías llenaban el corazón de paz y confianza, por lo que, algunos de nosotros, salimos a ver de que se trataba aquella extraña procesión.
Curiosamente, los elfos no nos veían, o simulaban no vernos, o tal vez simplemente nos ignoraban. Lo cierto es que vimos filas y filas de elfos: los hombres marchaban a los flancos, en silencio, y las mujeres, tomadas del brazo, avanzaban con aquella dulce música brotando como hermosas flores de los labios.
Así pasaron, atravesaron el pueblo dirigiéndose hacia el Bosque de Trillot. Cuando pensamos que ya todos los elfos habían pasado, vimos que una anciana venía siguiendo el camino de los elfos, aunque no poseía la belleza de las damas élficas.
Cuando pasó frente a nosotros dijo:
-Huíd, hombres de corazón puro! La belleza pronto será llamada Leyenda, y llegará el tiempo en que los hombres no podrán advertir la presencia de los elfos, ni siquiera cuando sus pasos marchen frente a sus puertas.
Diciendo esto, la anciana siguió su camino, aunque esa misma noche, muchos hombres de la comarca aseguraron no haber visto nada.
Leyendas Gaélicas, Marie Ann Beaumont, 1899.
Fuente: http://www.bestiarium.com.ar/2011/05/el-paso-de-los-elfos.html
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